- B I E N V E N I D O S -



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viernes, 26 de julio de 2013

CUANDO...

Cuando el corazón se detiene
tu eres mi medicina,
cuando se me acaba el cuerpo
tu eres mi pila alcalina.
Eres mi cocaína,
me despiertas y me animas cuando caigo en el letargo
y cuando el invierno se hace largo
del frió me abrigas.

Eres más que mi amiga
y cuando necesito hablarlo,
eres confianza y palabra.
De lo que hostiga
eres descanso.
Cuando no logro ni alcanzo,
tu eres aquel impulso;
Cuando me canso, cuando no pienso...
Cuando estás tu
siempre avanzo.






domingo, 23 de junio de 2013

Vive el presente;
Si llueve, mójate
Si hay sol, quémate
Y si hay viento...




lunes, 10 de junio de 2013

TRACKS 2013

CAUSA-CONSECUENCIA es un tema que habla sobre los periodos difíciles del individuo, también llamadas crisis existenciales, a través de una mirada propia y entendiendo que muchas veces es principalmente autoprovocada por nuestras acciones, una suerte de Karma.

En la producción está mi compa Garphyest. Grabado el 2012.





TIEMPO DE RATAS OSCURAS es una analogía que narra la vida, el pensamiento y la visión de las personas poco comunes que escapan a los ritos de moda en nuestra sociedad actual tratando de cambiar las reglas de dominio, a través de la metáfora.

Producida por mi amigo Do Zofex. 4310Label.


BANCO DE CULPA


  Era una noche como todas con mi entrañable amigo César, bebiendo como de costumbre mientras caminábamos conversando y riéndonos de no sé qué, por esas nocturnas calles en las  cuales no transitaba un alma.

Llegábamos a una construcción blanca, gigante y ovalada, construida exteriormente en base a triángulos puestos uno adjunto al otro la que al parecer cumplía la función de banco. Estando ahí accesábamos  una clave, era como una entrada de cajero electrónico pero al juzgar por su máxima seguridad externa cumplía otra función.  Mi código era 0000 y al interior habían unas puertas cuadradas de aluminio con unas manillas de plata, con ese aspecto lúgubre de  los portillos de crematorio.  Para acceder al contenido interno también había que ingresar una clave, y al parecer era la misma de la entrada. En el interior de estas gavetas se encontraban artículos personales de cada uno, es decir, está especie de banco albergaba cosas con valor que no necesariamente era dinero.

Saqué algo del interior con la mano izquierda y con la Corona en la derecha nos fuimos a sentar a una banca –el lugar físico era semejante a ese lugar comercial donde está el Hites en la plaza de Maipú- al frente de esta construcción.  En algún momento de nuestra conversación, llegó un tipo y se paró frente a la puerta del “banco” para entrar, y mientras accedía su clave lo observé. Luego de que se fue volvimos al lugar de la entrada y le dije a mi amigo entre risas; su clave era 1212. Intenté ingresarla y accedí. En ese momento pensé que mi código de seguridad también era muy fácil.

Estando dentro marqué nuevamente su combinación en la teclera numérica para acceder al contenido y recuerdo haber sacado una billetera llena de papel moneda. Rápidamente la guardé y salimos del local raudos, entre risa y una sensación de grandeza por lo ocurrido. Luego de un rato caminando miré el contenido de la billetera y no eran más que papeles viejos, como billetes antiguos de otros países, por lo cual todo el entusiasmo inicial se esfumó.

Tras unas  vueltas por algunos sectores residenciales, llegamos a una pequeña plaza en la cual nos sentamos para descansar, mi amigo se moría de sueño y lanzó un saco de dormir azul en el pasto para reposar antes de llegar a casa –con ese amigo varias veces hemos dormido en el pasto de plazas después de tomar algo de cerveza y ron para pasar un tanto la intoxicación-,  yo no tenía sueño así que lo dejé y me fui a dar unas tranquilas vueltas por el sector, en eso y de reojo vi pasar una camioneta blanca por una calle lejana.

Iba mirándome los pies mientras avanzaba lentamente subiendo una calle con pendiente y preguntándome cosas filosóficas, de esos cuestionamientos que sólo se vienen a la cabeza cuando se camina solo a altas horas de la noche. Por lo demás, era un sector muy tranquilo y casi no escuchaba más que mis pasos y mis pensamientos, pasividad que se vio quebrantada en el momento en que la misma camioneta que divisé sin importancia hace un rato atrás frenaba violentamente a mi lado.

El conductor comenzó a gritarme amenazadoramente reprobando el acto que había cometido anteriormente e invitándome a subir a la parte de atrás del vehículo. Recuerdo haber actuado con calma ante el hecho pero no me negué a subir.

Después de unos momentos de discusión y de decirme que aquél “banco” estaba totalmente resguardado por cámaras y otra clase de cosas, el tipo manejó violentamente y con mucho apuro pasando por algunas calles y llegando hasta un sector de tierra donde había una especie de Mall. Ingresó a este pero por una entrada secreta que había por debajo, como si se tratara de los estacionamientos, llegando a una cárcel secreta.

El lugar era pequeño, asqueroso,  gris y frio, había mal olor y descuido, y todas las personas ahí se veían igual de desconcertados y tristes que yo. En el interior fui víctima de mucho prejuicio grosero e insultos sin razón. Recuerdo que miraba al suelo todo el tiempo y sólo levantaba la cabeza para observar algunos detalles de la construcción y los comportamientos del resto. Me entregaron un sucio traje naranjo y recuerdo que  en algún instante me comprometieron a una reunión con aires de juicio para dictaminar mi sentencia, por la cual me sentía muy agobiado.

A alguien le dije que debía ir al baño antes de aquella ocasión, y con el miedo de que ese lugar estuviese lleno de cámaras busqué el excusado más alejado. Subí por unas escaleras llegando hasta el mal en sí, en el camino me topé con amigos los cuales me saludaban pero yo sólo respondía con una mirada con la que intentaba pedir auxilio.

Llegué hasta un baño en un piso muy lejano, y ahí procedí a tomar la billetera que había hurtado anteriormente, destrocé todos los papeles que tenía dentro lanzándolo todo junto por el inodoro. De inmediato sentí un extraño alivio.




 

domingo, 20 de enero de 2013

LO SABEMOS

Estamos convencidos de que estaremos juntos.
Aunque no lo hablemos, 
Aunque incluso no nos veamos. 
Aunque no estemos cerca y no seamos capaces de sentirnos. 
Somos el uno para el otro, como la vida y la muerte, 
Así de diferentes, pero así de existentes. 
Así de prescindibles y de sorprendentes. 

No importa que no pueda olerte, te respiro. 
Eres el ciclo infinito.
Lo que lleva al ladrón a robar y al asesino a matar. 
Y estamos de acuerdo en que no concordamos en nada, 
Pero que si, 
Nuestros caminos concuerdan llegando a un mismo destino,
Aunque a ratos por distintos tramos.
Llegamos donde mismo, 
Aunque quizás no al mismo tiempo. 
Nuestros lazos son los lapsos.

Sabemos que no importa que no pueda verte,
Nuestras mentes mantienen una imagen intacta, como una fotografía. 
Tan necesaria eres como la noche para el escritor. 
Como el sueño para quien quiere dormir. 
Como el ocio para el que quiere crear. 

Sabemos que a pesar de la distancia y lo que pase, volvemos a nosotros como la luna a cada cielo oscuro.
La analogía más pura que nos define. 
Porque justamente hoy no es momento de un "tu" ni de un "yo", 
Pero siempre es momento de un nosotros.

Estamos convencidos de que todo llega cuando debe llegar,
Que nada podemos apurar.
Que nada es nuestra voluntad.
Que no somos puros, pero el tiempo depura todo.
Que nada somos, aunque signifiquemos todo. 
Que nada podemos esperar,
La vida nos sorprenderá. 
Que no podemos detener el tiempo
Aunque rompamos el reloj,
Aunque atrasemos las manecillas. 
No podemos volver atrás,
Pero si mirar desde adelante como fue.
Todo sigue,
Igual nosotros, aunque no avancemos. 

Estamos convencidos de que nos amamos como críos inocentes. 
Sin tácticas ni estrategias.
Aunque no sepamos de amor. 
Sólo para nosotros, el amor no es un juego de ajedrez
Pero si una tarde de juegos en el parque. 
Porque tu sigues siendo la niña bajo el traje 
Y yo el niño bajo la barba.  
Tu sigues siendo la niña sobre los tacones altos
Y yo el niño bajo las arrugas de la cara.

Porque fluimos como fluye el tiempo entre nosotros,
Ese que nos hace cambiar de gustos y de formas de ser,
El que nos viste y desviste,
El que nos hace besar a otras bocas
Y viajar por otras tierras.
Pero que no ha logrado aun su afán terrible de arrancar las hojas del libro que escribimos.
La memoria.
Porque somos escritores de la vida, 
Redactamos los capítulos en hojas eternas, con lagrimas y saliva. 
Y porque vale la pena sentir cada pena, 
Adictos al dolor y a los obstáculos,
Coleccionistas de barreras.
El cansancio no nos cansa. 

Sabemos que volvemos a nosotros como la realidad cada mañana al abrir los ojos.
Es obvio. Somos obvios.
Escrito de forma infalible está:
"Ya ni dolor sentimos". 
Lo sabemos, 
Porque nuestro acuerdo no es verbal, 
Es indestructible y sustancial como el alma misma. 
Es deseo y energía,
Es sudor, 
Es tristeza,
Es una sonrisa que devuelve la felicidad, 
Es un llanto en nuestros hombros, 
Es morir en ellos y revivir de un beso,
Es la perfección de lo imperfecto que somos. 

Si no 
¿Cómo explicas que nuestras manos calcen justas al caminar?
¿Cómo explicas que el tiempo se detenga sólo para observarnos juntos?
¿Cómo explicas que el mundo desaparezca?

El amor es el fin y el fin es el amor.
No lo entendemos,
Pero lo sabemos.
Estamos convencidos, de manera intrínseca 
Que todo en algún punto en la vida, tiene sentido.