- B I E N V E N I D O S -



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miércoles, 28 de noviembre de 2012

DONDE MISMO Y CON EXTRAÑOS

Llegábamos a ese lugar, no se desde donde veníamos ni quienes eran los que me acompañaban. Recuerdo que antes de llegar ahí, estábamos muertos de la risa tirando tallas en una sala de la universidad (quizás), no tengo una imagen clara en mi mente de donde me encontraba antes, pero creo que estaba con gente que si conocía y estábamos diseñando algo, lo que en un principio no tomábamos enserio y hacíamos bromas y cosas por el estilo, hasta que nos poníamos a trabajar a full, sobre todo yo que trabajaba con una persona lisiada  que tampoco conocía. 

Caminábamos conversando de diversos temas, pero el que más recuerdo es el amor. Era una  mujer joven y bonita, de unos 23 años, pequeña de pelo castaño, piel canela y ojos achinados; acinturada y muy atractiva. Y el era un tipo alto y flaco, pelo negro y rasgos marcados.

Recorríamos una carretera, saltábamos una muralla con alambres y llegábamos a un sitio que yo había visto antes en otro de mis sueños. Era cómo un terreno baldío, enorme, lleno de algunos lugares de pasto a medio quemar y partes de concreto rotas en el piso con alambres y madera. 

Traspasábamos la pared de concreto y de primera nos poníamos a conversar, ella me coqueteaba y bromeamos con eso. En una ocasión me tomó de la mano y me dijo vamos, y me llevó (a modo de broma) a otro lugar para darme un beso. Volvimos riéndonos.

Luego comenzamos a movernos, siempre entre risas y conversaciones existenciales. Era un lugar gigantesco y entre conversa y conversa de pronto, y sin darnos cuenta, se comenzó a poner el piso más esponjoso, hasta tal punto que comenzamos a caminar por una especie de laguna. Lo más extraño es que de un momento a otro aparece un cocodrilo gigante que nos acechaba. Nosotros con el agua hasta las rodillas y riéndonos siempre, comenzamos a escapar de este bicho que era monstruoso. No logro comprender por que mierda mirábamos el hecho como un chiste, si cualquiera hubiese sentido miedo, el animal estaba hambriento y se notaba el enojo en sus ojos. 

La cosa es que no se en que momento logramos escapar de el, todo esto entre risas, como si hubiésemos estado drogados o algo así. Llegábamos a una especie de plataforma construida del mismo material de las paredes, además con alambres y palos (era como ese lugar en las cárceles, donde se suben los guardias a vigilar armados), se veía muy inestable. Ahí (nuevamente) hablando del amor nos encontrábamos con una señora, aparentemente de clase media baja, vestida de buzo (gris), con una mochila en su espalda y muy desarreglada. Ella llevaba de la mano a un niño que no tenía más de 7 años, vestido de colegial con el típico pantalón gris y un chalequito azul obscuro. Evidenciaba un notable apuro, como si tuviera que salir rápido del lugar mientras nos debatía sobre lo que ella pensaba del amor, dando opiniones cortas como "yo no creo eso", "No", "Si", "Eso no es", "Están mal", entre le hablaba al niño diciéndole "tenemos que salir de aquí", "vamos a ver como salir" y cosas así, con una desesperación moderada.

Entraba en esa especie de plataforma (era como un cubículo de unos 2x2) y nosotros la acompañábamos entre conversa y risa, de pronto ella le decía al niño en voz siempre baja "tenemos que hacer un espacio (entre los alambres de la pared) para llegar a esa calle y tomar la 505 (bus)" ahí yo miraba a través de la pared y veía esa calle;larga, limpia, con unas curvas pequeñas y marcas de pintura bien delineadas, entre frondosos árboles verdes, radiantes y hermosos (dentro del sueño logré reconocer esa calle, puesto que en otro sueño (que no escribí acá) yo llegaba a este mismo lugar en donde estábamos, pero caminando por aquella carretera. En esa ocasión estaba escapando de alguien o algo, corría por ese camino con desesperación y lo cruzaba para asomarme por las paredes de este sitio. Recuerdo haber dicho "guao, esto debió ser un hipódromo, del cual no queda vestigio" (se puede comparar la inmensidad del lugar con el hipódromo de Viña del Mar. Imagínate ese sitio pero sin galerías, ni edificios, ni palos clavados al suelo que dejen en claro que hubo ahí un hipódromo). Pero no entraba al lugar, sólo lo contemplé desde afuera. Cabe destacar que esa vez también vi el cocodrilo, y también soñé que por esa calle pasaba la micro 505). 

Al dejar de mirar la carretera que estaba afuera, volví la cabeza para ver a mis acompañantes y con seriedad les preguntaba "¿qué chucha hacemos aquí?" (creo que caminábamos en dirección errónea, nosotros fluíamos por cualquier parte mientras conversábamos) por lo que comencé a trepar por una pandereta por donde supuestamente habíamos entrado, el tipo me seguía. Ahí noté en nosotros un poco de desesperación por abandonar ese lugar (quizás entramos en un estado más consciente). 

Salíamos, el tipo seguía caminando derecho y yo me detuve para mirar hacia atrás (y arriba, por que la plataforma tenía una pequeña altura) la mujer que estaba con nosotros decía "¿quién me ayuda a bajar?" cuando justo en ese momento un espacio de la pared en donde estaba, cede cayendo al suelo y genera una especie de pasada por donde ella puede descender tranquilamente. Yo me aprovecho de la situación y le hago un gesto, como de reverencia, algo así como "a sus ordenes madame", a lo que ella responde con una mirada coqueta y una sonrisa cálida (en ese momento, cuando ella está bajando, me doy cuenta que comienza a salir un liquido de mi nariz, yo comienzo a limpiarme sin que ella se de cuenta de la situación (no lo hizo) y alcancé a ver mis manos todas negras, como cuando era niño y jugaba en el taller de mi abuelo, las manos llenas de aceite y tierra).  

En ese momento miro hacía un costado de esa especie de construcción, y veo un balón de fútbol, voy hacia el y estaba desinflado (en el otro sueño, también recuerdo haber visto balones desinflados, supuse que eran pelotas que caían en el lugar y nadie se pasaba a recogerlos), entonces rodeaba la estructura por abajo, y veía muchos balones en igual estado. Así que decía "qué mierda estoy haciendo aún acá" y me devolvía por donde mismo vine. 

Cuando logro colocarme derecho y levantar la cabeza, veo a los personajes que me acompañaban muy lejos y conversando, yo comienzo a caminar en su dirección de manera tranquila y de pronto desaparecen. 

Es ahí cuando aparece en su lugar, otra persona. Una mujer que conozco, que conocí este año y con la que he salido un par de veces en buena onda, con la cuál reconocimos mutuamente un gusto por el otro pero con la que actualmente estoy distanciado por un par de problemas y diferencias que tuvimos. Ella estaba escapando del cocodrilo, de pronto a nuestro al rededor aparecía gente, pero era gente falsa. Cómo esas personas que ponen en los planos 3D de los edificios cuando los están construyendo para mostrar como se verá. 

La cosa es que ella intentaba alejarse del animal pidiendo ayuda, yo corría lo más rápido posible hacia el lugar donde se encontraba (estábamos en una especie de pantano. La superficie cambiaba de forma extraña, a veces caminábamos sobre pasto y otras sobre agua) con la mezcla espesa hasta la cintura, golpeaba con las manos el agua mientras le gritaba improperios para llamar la atención del bicho, sin éxito alguno. De pronto, el gigantesco cocodrilo la atrapa, y se la comienza a devorar como si de una galleta se tratara, mientras ella gritaba "ayuda!" "Me duele!". Ahí tuve una sensación extraña, por momentos pensaba "no importa, se lo merece" por otros decía "que mierda puedo hacer". Nadie de las "personas" se movió nunca, y yo lejos del suceso sólo pude mirar lo que ocurrió hasta que desperté.  

No sé si ese lugar realmente existe. 
No se si esa carretera existe, y si por ahí pasa esa micro. 
No se si he visitado el lugar, o si habrá en alguna parte un sitio como ese. 






sábado, 24 de noviembre de 2012

Lo bueno es que las personas de cartón son sumamente incendiables. 








No dejes que nada borre tu sonrisa. Es el mejor dibujo que has hecho. 








Te subes el ego creyendo que me conquistaste? 
Flaca, déjame decirte, soy el hombre más fácil que existe.







¿Qué quieres que haga?
Si contigo hasta el tiempo se para.







jueves, 8 de noviembre de 2012