Estamos convencidos de que estaremos juntos.
Aunque no lo hablemos,
Aunque incluso no nos veamos.
Aunque no estemos cerca y no seamos capaces de sentirnos.
Somos el uno para el otro, como la vida y la muerte,
Así de diferentes, pero así de existentes.
Así de prescindibles y de sorprendentes.
No importa que no pueda olerte, te respiro.
Eres el ciclo infinito.
Lo que lleva al ladrón a robar y al asesino a matar.
Y estamos de acuerdo en que no concordamos en nada,
Pero que si,
Nuestros caminos concuerdan llegando a un mismo destino,
Aunque a ratos por distintos tramos.
Llegamos donde mismo,
Aunque quizás no al mismo tiempo.
Nuestros lazos son los lapsos.
Sabemos que no importa que no pueda verte,
Nuestras mentes mantienen una imagen intacta, como una fotografía.
Tan necesaria eres como la noche para el escritor.
Como el sueño para quien quiere dormir.
Como el ocio para el que quiere crear.
Sabemos que a pesar de la distancia y lo que pase, volvemos a nosotros como la luna a cada cielo oscuro.
La analogía más pura que nos define.
Porque justamente hoy no es momento de un "tu" ni de un "yo",
Pero siempre es momento de un nosotros.
Estamos convencidos de que todo llega cuando debe llegar,
Que nada podemos apurar.
Que nada es nuestra voluntad.
Que no somos puros, pero el tiempo depura todo.
Que nada somos, aunque signifiquemos todo.
Que nada podemos esperar,
La vida nos sorprenderá.
Que no podemos detener el tiempo
Aunque rompamos el reloj,
Aunque atrasemos las manecillas.
No podemos volver atrás,
Pero si mirar desde adelante como fue.
Todo sigue,
Igual nosotros, aunque no avancemos.
Estamos convencidos de que nos amamos como críos inocentes.
Sin tácticas ni estrategias.
Aunque no sepamos de amor.
Sólo para nosotros, el amor no es un juego de ajedrez
Pero si una tarde de juegos en el parque.
Porque tu sigues siendo la niña bajo el traje
Y yo el niño bajo la barba.
Tu sigues siendo la niña sobre los tacones altos
Y yo el niño bajo las arrugas de la cara.
Porque fluimos como fluye el tiempo entre nosotros,
Ese que nos hace cambiar de gustos y de formas de ser,
El que nos viste y desviste,
El que nos hace besar a otras bocas
Y viajar por otras tierras.
Pero que no ha logrado aun su afán terrible de arrancar las hojas del libro que escribimos.
La memoria.
Porque somos escritores de la vida,
Redactamos los capítulos en hojas eternas, con lagrimas y saliva.
Y porque vale la pena sentir cada pena,
Adictos al dolor y a los obstáculos,
Coleccionistas de barreras.
El cansancio no nos cansa.
Sabemos que volvemos a nosotros como la realidad cada mañana al abrir los ojos.
Es obvio. Somos obvios.
Escrito de forma infalible está:
"Ya ni dolor sentimos".
Lo sabemos,
Porque nuestro acuerdo no es verbal,
Es indestructible y sustancial como el alma misma.
Es deseo y energía,
Es sudor,
Es tristeza,
Es una sonrisa que devuelve la felicidad,
Es un llanto en nuestros hombros,
Es morir en ellos y revivir de un beso,
Es la perfección de lo imperfecto que somos.
Si no
¿Cómo explicas que nuestras manos calcen justas al caminar?
¿Cómo explicas que el tiempo se detenga sólo para observarnos juntos?
¿Cómo explicas que el mundo desaparezca?
El amor es el fin y el fin es el amor.
No lo entendemos,
Pero lo sabemos.
Estamos convencidos, de manera intrínseca
Que todo en algún punto en la vida, tiene sentido.
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