De que sirve llorar las penas del infierno sobre tu espalda si aquellas lágrimas no purifican nada, si aquella frialdad mató a la mas grande de las personas en el mundo, mató al mas grande de los espíritus sobre estas tierras, Mató a la armonía de querer eso diferente, esa fluidez volátil y cautelosa que se respiraba entre nuestras manos... mato el vendaje que nos hacia reír de confianza, que nos hacia ver más allá de lo visible, que nos trasportaba a paisajes brillantes y cálidos derritiendo el hielo sobre nuestras cabezas, ese amor en el cual depositábamos nuestra confianza suprema y absoluta. Y ahora, solo nos queda la nada... los ladrillos tirados después del cataclismo, las ventanas partidas por la mitad, y el suspiro quedó afuera, revoloteando en el viento que lo lleva hacia otro fin, como una mariposa invisible que nació hoy y morirá mañana.
De que vale entonces botar estas lágrimas si no boto la pena con ellas, si no boto la culpa de la cual me alimento, si no boto los cargos de conciencia en la cual duermo en las noches, si no deshecho mis errores los cuales respiro todas las mañanas, con ese toque sutil a derrota que se percibe en el aire... Y tu, tu me la das fácil, tu me haces cambiar la cara todos los días, tu vives con lo ya sufrido, tu fluyes con lo ya llorado, tu prácticamente gozas de los errores que ya dejaste atrás pero que aun no olvidas, mientras yo... yo muero todas las noches tratando de revivir al día siguiente para como un zombie camuflado de persona caminar entre ellos a paso errante, como todo lo mio. Y miro todo lo que hago, todo lo que hice, y pienso en lo que haré... haciendo preguntas que respondo yo mismo en mis cuadernos, anotando palabras que aparecen en mis sueños... y es que estos vidrios que rompí me duelen al caminar... y es que sin ti soy feliz, y tu también lo eres sin mi, pero algo necesito de ti que no logro explicarme, algo que no es como yo, pero que me asegura que te conozco tanto que puedo amarte a larga distancia.
Hoy te regalé un corazón, un corazón en su ciclo de muerte prematura, un corazón que sin embargo muerto voló hasta mis pies como pidiéndome libertad entre tus manos y las mías. Un corazón que en sus tiempos lindos vivió lleno de oxigeno, que renovó el aire de miles de narices que no lo necesitaron, un corazón que se cagó de frió, de calor, de soledad... que seguramente nació en lo alto de la felicidad meciéndose entre besos y suspiros de Dios, y ahora en el suelo amarillento me pide encontrarlo entre su disfraz... y así como este, habrán miles de corazones partidos bajo nuestros pies, sin respuesta, mojados bajo la lluvia pasando desapercibidos y gritando fuertes al pisarlos sin imaginar. Y no quiero, no quiero quedarme así, no quiero perderme entre tantos, ser uno más... quiero ser el que se creyó ganador, el que jugó y perdió, el que vio mas allá de lo que se podía ver, el que abrió su tercer ojo y dijo con criterio, me equivoque, perdí y no solo eso, hice mas perdedoras a las personas que quiero... pero pagaré mi deuda ante tus ojos secos, como sea buscaré la respuesta, para que este ciego pueda ver, para que esta lágrima pueda purificar, para que este matón pueda volver a dar vida, para que esta casita se reconstruya, para que este cristal no corte mas, para que este corazón en el piso reviva nuevamente, y para que este amor comience de cero a infinito... por los siglos, hasta que nuestros latidos no se escuchen y nuestras almas sean libres.
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